26 junio 2007

Clodoaldo, un hombre nuevo

De repente despertó con una sensación extra-a, un cosquilleo inquietante que iba desde las uñas hasta el hombro. Pero la pereza le podía y no conseguía abrir los ojos para ver el motivo de su cosquilleo, en vez de eso solo se podía concentrar en unas palabras que llegaban, como si de una psicofonÌa se tratase, a sus oídos: ´´dos veinte, dos veinte, dos vente, uno diez´´, finalmente venció a la desidia y abrió los ojos, lo que allí encontró fue una explicación lógica al dilema: se habÌa dormido con los dedos dentro del enchufe.
Cuando iba a sacar los dedos de los agujeros, no pudiendo aguantar más los espasmos eléctricos, se fue la luz. Sensación extraña la que sintió nuestro héroe al verse con los dedos en el enchufe y con el alivio que siente el que lleva tres horas sufriendo calambrazos y de pronto cesan dejando tan solo un temblor incontrolable desde los dedos de los pies hasta la punta de la nariz.
Fue en ese preciso momento y solo en entonces, cuando Clodoaldo Gallardo decidió levantarse y enfrentarse a la hostilidad de un nuevo día para un cuidador de perrera municipal. Su trabajo le gustaba, pero no todo aquello que rodeaba a su trabajo, los ´daños colaterales´por decirlo de alguna manera era lo que hacÌan insoportable su labor. Sentía una gran cantidad de contradicciones con respectos a esos sucios animalejos que llenaban las jaulas de la perrera, por una parte Clodoaldo maldecía a la madre de todos los perros cuando sentÌa las pulgas corriendo por su piel, sobre todo cuando esos pequeños insectos se manifestaban punzando su escroto, pero por otra parte sentÌa una enorme lástima cuando venía el camión cada semana y elegía a los más longevos para sacrificarlos, porque Clodoaldo (aunque infectado de rabia y sarna) veía día a día a estos animalillos, sus picores constantes, sus luchas por morderse el propio rabo, sus peleas por el último currusco del bocadillo de Clodo, es decir, sin llegar a darse cuenta, Clodo hacía un sitio en su corazín para estos perros sarnosos, y de pronto, el viernes, llegaba el camiÛn de la muerte, el que seleccionaría al más débil y viejucho (y por tanto más sabio) de los perros y le llevarÌa para darle matarile.
En estas pensaba Clodoaldo mientras daba vueltas y más vueltas a un café que llevaba más de una semana servido, y del que nuestro héroe disfrutaba esa mañana de martes, y fue entonces cuando un hecho, totalmente insólito le sacó de sus pensamientos. De manera inconsciente Clodoaldo se dispuso a servirse leche en el café, no reparó en que la leche llevaba más de tres años caducada, y de que habÌa una tela de araña taponando el orificio, no, Clodoaldo estaba totalmente absorto en sus pensamientos, y en ese momento fue cuando ocurrió algo que le sacó de su mundo, algo que le puso los pelos de punta en un primer momento, que le deprimió en un segundo momento pero que finalmente le dio tremendas ganas de vivir. Un ojo salió del brick de leche, un precioso ojo de color azul, brillante, un ojo que solo puede ser de un finlandés cayó en la taza de café y se quedó flotando, mirando fijamente a Clodoaldo, un ojo perfectamente humano, redondeo, con su venas, su iris, su pupila, se puede decir que incluso le miraba con cierta frialdad, como solo te puede mirar un ojo flotando en café con leche.
Cómo reaccionó Clodoaldo tras ese hallazgo es algo que nos es totalmente desconocido hasta este momento. …el mismo no consigue hacerse explicar con coherencia, pero por sus inciertas declaraciones sabemos que en primer lugar sufrió un ataque de histeria ya que pensó que ese ojo era suyo, que se le habÌa desprendido de pronto, asÌ que se sacó el ojo izquierdo y lo miró con el derecho, viendo que su ojo izquierdo seguÌa igual que siempre, se lo colocó de nuevo y repitió la acción, pero esta vez sacó, comprobó y recolocó su ojo derecho. Tras cerciorarse de que el ojo aparecido en el brick de leche nunca fue suyo, trató de explicarse mentalmente cómo un ojo, indudablemente finlandés, podría haber llegado hasta esa caja de leche fabricada y embotellada en Asturias. Clodoaldo no encuentra la respuesta, la cual todavía hoy, un día después de que todo esto ocurriera, sigue siendo un enigma.
Clodoaldo se dio cuenta de que no es posible luchar con el destino, y mucho menos encontrar respuestas donde aparentemente no las hay, así que tomó la decisión más acertada posible, por lo menos desde su punto de vista: se hizo un colgante con el ojo finlandás más perfecto visto nunca flotando sobre el café con leche. Así nació el tercer (cuarto dicen algunos graciosos) ojo de Clodoaldo, ojo del que nunca se ha desprendido hasta hoy, un día después de que estos acontecimientos ocurriesen.
Solo cuando tuvo el tercer ojo colgado del cuello, se dio cuenta de que todo en su vida estaba en orden. …l habÌa elegido vivir rodeado de perros sarnosos y pulgosos, una elección que ahora veÌa como la correcta e idónea para él, un hombre sarnoso y pulgoso, pero con un tercer ojo colgado del cuello, ahora todas las piezas del puzzle encajaban, ahora si se atrevía a salir con un tanga de leopardo y descamisado, luciendo su ojo finlandés, para llegar a la perrera, su reino, y pasar los días tirado en el barro jugando con los jóvenes y viejos, siempre delgados, perros sarnosos.
Clodoaldo se había encontrado a él mismo, y lo habÌa hecho en forma de ojo finlandés, cosa que no puede decir todo el mundo.
Hoy Clodoaldo es otra persona, más sucia, peluda y feliz.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Superior.
No he visto tal despliegue de maestría desde que descubrí que las niñas nederlandesas escupen de aquella manera imposible, siendo capaces de sonrojar al propio John Wayne y, aún así, demuestras que existen seres escribientes que las superan en destreza. No puedo sino levantarme la tapa de los sesos y mostrarte estos mis queridos lóbulos oriental y occipital, para que elijas el que menos asco te dé y te lo cuelgues del pecho; muestra de cariño, afecto y desprendimiento orgánico de mi persona, pues sin ti no sería sino carnes trémulas y eructos aisladamente constantes.
Te sigo la pista, Calista.

9:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que tal chaval? Que alegria oir y sobre todo leer de ti y saber que vienes en breve por ese gran pueblo de madrid. Yo estoy aqui en el curro y como buen español trabajando poco y aprovechando a leer estas grandes historias. Bueno tio, solo informarte que el ESTANCO T-5 ha vuelto por sus fueros y ya estamos en las semis de la colonia y con ganas de mas. Veremos si somos capaces o simplemente es una ilusion. Un abrazo y esperamos verte pronto. Manuel

4:58 a. m.  
Blogger Fran said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

8:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

He prometido, sí, amigos del esófago, he vuelto a prometer, prometí volver a revoltijar cantidades ingentes de letras turgentes en estos abismos que se precipitan rectilíneamente hacia Cuba, cuando no a la sierra gaditana o la marisma madrileña.

Prometí hacerlo en martes, y por eso acabo de entrar en el miércoles; ebrio, y lo hago etrusco; adusto, y lo hago enamorado. Leyendo por una vez que no es la primera la reafirmación de este plúrico hombretón singular tras la norteña mirada de su ojo mudo, estoy pensando que me sobran miradas ajenas y me faltan más propias.

Convertíos en monóculos andantes y vuestras miradas ganarán un poquito más de sentido y yo ganaré un poquito más de significado.

Besos desde Cuba a todos los que me miran.

8:41 p. m.  

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