Domingo 11 de febrero de 2007, creo
Después de más de cinco meses metido en la escuela, uno siente este sitio como su propia casa, y a los compañeros, como un grupo enorme de hermanos de todas las partes del mundo. La confianza con la gente es total y el buen ambiente y la risa es cosa de cada día. Somos alumnos de primer año, pero tenemos la misma relación entre nosotros que con la gente de tercero, con los trabajadores, profesores y animales del lugar. Es un lugar sin reglas, ni leyes, ni convenciones, es decir, si a uno le apetece salir en calzoncillos por la escuela y rebozarse en gelatina rosa, no hay ningún problema, puede hacerlo que a nadie le va a parecer mal. A menos que la gelatina sea el postre de otro compañero, amigo, con la comida no se juega.
Da igual las veces que te cruces con alguien por un pasillo que siempre te va a dedicar una sonrisa y unas buenas palabras. Es por esto que creo que la escuela es un reducto muy distinto a todo cuanto hay en el mundo. Algo parecido a La Polca pero ochenta veces más grande y con películas en vez de cafés.
Eso no quita para que se eche de menos a la gente que quieres del otro lado del charco, la familia, sobre todo mi hermano, ese cabroncete rubio que ahora debe estar bailando hip hop por las calles de Torrelodones (ese pueblo al que están convirtiendo en un centro comercial gigante, ¿dónde quedaron las quinielas en el Olivas, el Tab con los boquerones en vinagre de la Rosaleda, el melonero y sus melones los domingos por la mañana, las chucherías del Arturo (que caga duro), papá pitufo conduciendo la ruta del St. Michael´s, los partidos en las pistas, o en flor de lis para el que lo prefiera, las pipas del pipero, el cine Charlot, las reuniones en Caramelo, las pizzas del Tua Pizza con su pelillo incluido, Gonzalo peluquero con su taller al lado, Machito danzando por el pueblo, el Pincel a sus noventa y un años con su zumo de tomate, el comedor de Los Ángeles con todos los bichos en la ensalada, eso si que eran bichos, Fernando Ruchi jugando al fútbol sala con el torre en copa del rey,… ay! Hubo un tiempo en que yo vivía en ese pueblo, pero sigamos que si no no acabamos nunca), los buenos amigos, las cañas de los domingos, la litrona en el campo, fueron buenos tiempos para la República…
Pero aquí estamos, y por más que se echen cosas de menos, aquí no hay tiempo para los tristes, así que hay que levantarse la falda y echar a correr por el césped. Y bebe, que la vida es breve dice mi amigo el griego (curioso que lo diga el tipo, siendo tan abstemio como es, ahora está conquistando el mundo, dándole al Risk en esta tarde de domingo tan dominguera, después de ver el fútbol, 2-0 ganó el Barça, qué mejor que conquistar el mundo).
Haciendo balance de la semana la catalogaremos como muy buena.
Esta semana como ya adelanté en capítulos anteriores, empezamos el taller de sonido, con el maestro Borrás, un genio de estos que corren por el mundo sabiendo que nunca llegará a olerse los pies con su propia nariz porque su nariz no es tan larga como él quisiera.
Muy bueno este taller de sonido, que a parte de confirmar que estoy tan sordo como creía, he aprendido cosas bastante interesantes sobre esa cosa curiosa que es el sonido, y si no que alguien haga la prueba, que se pase una tarde con los ojos vendados y que luego me cuente lo cojonúo que es el sonido. Señores, sepan ustedes que solo utilizamos un 20% de nuestra capacidad auditiva, si señor, así son las cosas y así se las estoy contando. Os lo puedo decir más alto, pero no se si me oiríais mejor. Mira como son las cosas, solo basta mencionarle para que aparezca, acaba de pasar por delante de mis narices (no de las tuyas, de las mías) el maestro Borrás.
Y qué bonitas son las mujeres, compare, que eso no se te olvide, y si eres mujer que lo sepas, que sois más increíbles que comer pan con queso.
A parte del taller de sonido, ¿qué contar? Ayer anduvimos por La Habana en la feria del libro, como no podía ser de otra manera, un caos enorme, pero bien grande, parecía que los once millones de habitantes se hubieran juntado en un recinto más pequeño de lo que me hubiera gustado, y eso juntado a la flojera por la falta de sueño (los viernes son como son en la escuela y no se puede hacer nada para cambiarlos, tampoco es que yo quiera cambiarlos oye) hizo que la visita a la feria del libro fuera algo parecido como visitar una trinchera gringa en Vietnam, pero los precios si que valían la pena, los libros a medio euro, estos tipos si que saben proteger la cultura.
Para acabar una recomendación cinéfila, no dejéis de ver Old boy, una película coreana que más bien parece una tragedia griega, buenísima, y con un giro al final que te da la vuelta a todo, muy buena película, y seguramente muy fácil de encontrar.
Vi la peli hace un ratillo, justo después de ver al Barça y de acabar el guión para el tres minutos, a ver que tal sale eso, la verdad es que estamos todos bastante ilusionados con el proyecto de grabar en cine, a mi lo único que me asusta es encontrar un buen actor que haga de mimo, porque no es fácil caballero, aunque ya estoy mirando por la Habana, en algunos grupos de teatro callejero, esperemos que eso se resuelva para bien.
Bueno señores y hasta aquí todo lo que os quería contar, alguna cosa se me olvidará, eso siempre pasa, qué le vamos a hacer.
Ha sido un placer charlar con tod@s vosotr@s por un ratito, cuídense y coman muchas espinacas, así algún día llegarán a ser marineros, ustedes lobos de mar de pelo blanco y tatuajes arrugados.
Un abrazo, un beso y muchas truncias por seguir atentos a todo lo que acontece en este lado del mundo, pequeño pero intenso.
Se os quiere.
Fdo. Julio Iglesias
Da igual las veces que te cruces con alguien por un pasillo que siempre te va a dedicar una sonrisa y unas buenas palabras. Es por esto que creo que la escuela es un reducto muy distinto a todo cuanto hay en el mundo. Algo parecido a La Polca pero ochenta veces más grande y con películas en vez de cafés.
Eso no quita para que se eche de menos a la gente que quieres del otro lado del charco, la familia, sobre todo mi hermano, ese cabroncete rubio que ahora debe estar bailando hip hop por las calles de Torrelodones (ese pueblo al que están convirtiendo en un centro comercial gigante, ¿dónde quedaron las quinielas en el Olivas, el Tab con los boquerones en vinagre de la Rosaleda, el melonero y sus melones los domingos por la mañana, las chucherías del Arturo (que caga duro), papá pitufo conduciendo la ruta del St. Michael´s, los partidos en las pistas, o en flor de lis para el que lo prefiera, las pipas del pipero, el cine Charlot, las reuniones en Caramelo, las pizzas del Tua Pizza con su pelillo incluido, Gonzalo peluquero con su taller al lado, Machito danzando por el pueblo, el Pincel a sus noventa y un años con su zumo de tomate, el comedor de Los Ángeles con todos los bichos en la ensalada, eso si que eran bichos, Fernando Ruchi jugando al fútbol sala con el torre en copa del rey,… ay! Hubo un tiempo en que yo vivía en ese pueblo, pero sigamos que si no no acabamos nunca), los buenos amigos, las cañas de los domingos, la litrona en el campo, fueron buenos tiempos para la República…
Pero aquí estamos, y por más que se echen cosas de menos, aquí no hay tiempo para los tristes, así que hay que levantarse la falda y echar a correr por el césped. Y bebe, que la vida es breve dice mi amigo el griego (curioso que lo diga el tipo, siendo tan abstemio como es, ahora está conquistando el mundo, dándole al Risk en esta tarde de domingo tan dominguera, después de ver el fútbol, 2-0 ganó el Barça, qué mejor que conquistar el mundo).
Haciendo balance de la semana la catalogaremos como muy buena.
Esta semana como ya adelanté en capítulos anteriores, empezamos el taller de sonido, con el maestro Borrás, un genio de estos que corren por el mundo sabiendo que nunca llegará a olerse los pies con su propia nariz porque su nariz no es tan larga como él quisiera.
Muy bueno este taller de sonido, que a parte de confirmar que estoy tan sordo como creía, he aprendido cosas bastante interesantes sobre esa cosa curiosa que es el sonido, y si no que alguien haga la prueba, que se pase una tarde con los ojos vendados y que luego me cuente lo cojonúo que es el sonido. Señores, sepan ustedes que solo utilizamos un 20% de nuestra capacidad auditiva, si señor, así son las cosas y así se las estoy contando. Os lo puedo decir más alto, pero no se si me oiríais mejor. Mira como son las cosas, solo basta mencionarle para que aparezca, acaba de pasar por delante de mis narices (no de las tuyas, de las mías) el maestro Borrás.
Y qué bonitas son las mujeres, compare, que eso no se te olvide, y si eres mujer que lo sepas, que sois más increíbles que comer pan con queso.
A parte del taller de sonido, ¿qué contar? Ayer anduvimos por La Habana en la feria del libro, como no podía ser de otra manera, un caos enorme, pero bien grande, parecía que los once millones de habitantes se hubieran juntado en un recinto más pequeño de lo que me hubiera gustado, y eso juntado a la flojera por la falta de sueño (los viernes son como son en la escuela y no se puede hacer nada para cambiarlos, tampoco es que yo quiera cambiarlos oye) hizo que la visita a la feria del libro fuera algo parecido como visitar una trinchera gringa en Vietnam, pero los precios si que valían la pena, los libros a medio euro, estos tipos si que saben proteger la cultura.
Para acabar una recomendación cinéfila, no dejéis de ver Old boy, una película coreana que más bien parece una tragedia griega, buenísima, y con un giro al final que te da la vuelta a todo, muy buena película, y seguramente muy fácil de encontrar.
Vi la peli hace un ratillo, justo después de ver al Barça y de acabar el guión para el tres minutos, a ver que tal sale eso, la verdad es que estamos todos bastante ilusionados con el proyecto de grabar en cine, a mi lo único que me asusta es encontrar un buen actor que haga de mimo, porque no es fácil caballero, aunque ya estoy mirando por la Habana, en algunos grupos de teatro callejero, esperemos que eso se resuelva para bien.
Bueno señores y hasta aquí todo lo que os quería contar, alguna cosa se me olvidará, eso siempre pasa, qué le vamos a hacer.
Ha sido un placer charlar con tod@s vosotr@s por un ratito, cuídense y coman muchas espinacas, así algún día llegarán a ser marineros, ustedes lobos de mar de pelo blanco y tatuajes arrugados.
Un abrazo, un beso y muchas truncias por seguir atentos a todo lo que acontece en este lado del mundo, pequeño pero intenso.
Se os quiere.
Fdo. Julio Iglesias
3 Comments:
Que tal primo!!!soy javi, jo macho como me he acordado de ti este fin de semana. Me ha tocado ir al Betis-sevilla, en campo del Betis. Entrevisté al Risitas y a la abuela del Betis.
Un abrazo primoooooooooooo
A un lerendoso le queda poco menos que 24 horas de disfrute en tierra de herejes, y anda más nervioso qué Jimmy "el ágil" viendo una de Hitchcock. Imagínate qué plan.
Es por eso que anda incapaz de escribir carta alguna a nadie que no sea Hacienda (por alguna extraña razón, le agrada escribirle cartas de amor a esa entidad), y te manda este anticipo en forma de nota al márgen.
Te quiero y te extraño, y no por endecasílabos retorcidos habré de mandarte el abrazo más profundo que te hayan dado nunca, sino a la sazón de los asalariados, con mucha flema y sin amostazarme, entregándome a las bolillas de tu jersey de bolillas (dónde quedarán esos jerseys en Cuba)y al revuelo de un son Habanero.
Quillo, no diré quién soy, que todo se sabe, tan sólo comentar que... ¡Viva el carnaval! ¡Viva el color naranja y las gachís que de sus piernas manan! ¡Viva Buchleuch street! y, por supuesto ¡Viva Kepa, kepasmarote!
chè primo! fijate que me dio nostalgia eso de torre, y que casi no conozco. y oyendo voces dicen que hoy es el dìa de los enamorados, con lo exagerados que son en cuba serà el de los enamoratres y enamoracuatro.
y sigue coglombia. a veces, sueño que me quedè por allà en la escuela, claro que en mi sueño, hay todavìa màs chicas y van vestidas sòlo con gelatina...
nos olemos prontito
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